viernes, 18 de abril de 2008

No se lo cuentes a nadie


María Clara guarda un secreto, un montón de secretos en realidad.

  • que es una tumba, vamos, ¿no?
  • Pues sí, siempre se puede confiar en ella.
María Clara es una tía reservada, tranquila y un poco apocada.
  • ¿y jamás ha metido la pata?
  • Chica, jamás, que yo sepa.
  • ¡Ah! Que tú sepas….
  • que no, en serio….j..a..m..á..s
  • !ole!
María Clara es una persona aburrida y sin poder sobre nadie pero todos confían en ella.
  • ¿aburrida? Con todo lo que sabe,
  • Ya ves…
Pero tiene un secreto.
  • ¿y aquí porque nadie apostilla nada?
  • Pues porque nadie sabe ese secreto.
  • Ah..
María Clara escucha atentamente, mira al receptor, asiente, hace que se sienta escuchado, comprendido, querido. De vez en cuando termina sus frases, participa en el secreto, lo comprende, lo hace suyo. María Clara saliva muchas veces con esa posesión del poder, se retuerce los nudillos debajo de la mesa, disfruta de ese momento. María clara fantasea con lo que haría con esa información, como la utilizaría para salir beneficiada. Cuando el secreto llega a su curva final Clarita incluso tiene tics nerviosos de placer que simula subiéndose el cuello de la camisa y que el receptor interpreta como extrema concentración, pero cómo escuchas , Clarita, cómo escuchas. Pero todo secreto tiene su final y María Clara lo sabe.
  • Clarita esto es un secreto. Te das cuenta, ¿no?
  • Sí, claro
  • Sólo te lo podía contar a ti.
  • Ya.
María Clara, en este momento siempre baja la mirada al suelo y suplica que se le olvidé al receptor esa frase fatídica.
  • Clarita, que buscas con la mirada.
  • Nada que se me ha caído algo.
  • Clara, mírame a los ojos. …Clarita, mírame a los ojos y prométemelo.

Y María Clara levanta la cabeza resignada y fija sus ojitos aburridos y jura y perjura que jamás se lo contará a nadie.
  • te lo prometo, de verdad.
  • Ahora, sí te creo.
Y Clarita vuelve a su casa desazonada y sin secreto alguno que contar. Bueno, uno sí que tiene
  • ¿y cuál es?
  • Clarita es aburrida, pero muy obediente.

lunes, 7 de abril de 2008

el justiciero

- ¿qué te pasa hoy que estás tan serio? Llevas un rato sin hablar.

- Nada que hoy me ha dado por recordarlo todo y me cuesta un rato. Soy despistado.

- ¿por dónde vas?

- me falta el último año.

- ¿y lo haces mucho,....lo de recordar...digo?

- A veces.

- ¿y a qué fin?

- Me acuerdo de repente de algo y luego tengo que acordarme de todo para no crear favoritismos……. manías…ya ves.

- Pero si son recuerdos. No creo que se enfaden.

- por si las moscas.

- Despistado y melancólico.

- Melancólico no, equitativo, sólo eso.

- ¿ y qué provocó lo de hoy?

- un tropiezo.

- ¿te caíste?

- no, creo que empuje yo, por eso ahora recuerdo, así compenso.

- te dejo entonces, así sigues

y asintió con prisas porque aún le faltaba un rato para equilibrar todos los recuerdos.