viernes, 28 de marzo de 2008

Un muro casi rosa

La verdad, que cuando le dieron la dirección, cuando subió por el ascensor, cuando le abrió la puerta esa mujer vestida con volantes, cuando le arrastró a esa habitación que olía a pachulí, cuando le hizo sentarse y más aún cuando le preguntó con voz susurrante, Usted ha venido aquí a saber su futuro, ¿no?, Carmen ya había decidido que todo era mentira.
- Bueno así dicho, no…,yo… he venido a ver qué tal me va a ir a partir de ahora, pero… yo no creo…mucho…, sabe.. bueno, un poco solo,,,, pero ,,
- Usted sabe que son 100 euros, ¿no?
- Sí, claro.
- …está a tiempo todavía…..
- La verdad es que……..que sí, ..que ….. ¿o qué?.....
La pitonisa cerró los ojos, ladeó varias veces la cabeza. Carmen la miró atenta durante 5 minutos pero a que espera.
-oiga, perdone..
La pitonisa abrió los ojos.
-¿y?
- y nada, que yo he traído la cámara y eso, y a ver que me dice el futuro.
-Démela. ¿cuántas fotos tiene?
-300.
-póngala en modo visión y diga basta cuando usted lo decida, pero no olvidé pensar en lo que quiere para su futuro.
Carmen pensaba en números, en las fotos, a ver si he dejado alguna que no se debería ver, en que demonios hacía allí, en quién le había dicho que la última moda era echarse las fotos, en que le iban a tangar, en que era idiota, soy idiota, pensaba en todo menos en su futuro, así que cuando pensó en como estaba regalando sus 100 euros profirió un pequeño gritito Basta, por favor.

-aquí está…
La pitonisa conectó la cámara a su ordenador y su ordenador al proyector y la fotografía se vio dibujada en la pared estucada.
- Un muro rosado, y un gran cielo azul.. fotografía, por cierto, muy bien hecha.
- ¿y?
- pues…. el futuro no se ve.
-¿cómo que no se ve?
- Hay un muro, no lo ve.
- hombre, que le he pagado 100 euros, algo se ha de ver.
- ni se ha concentrado como debería, ni cree. Como quiere que yo vea algo.
- ¿Usted es pitonisa?
- sí, señora, pitonisa y muy buena. Pero hay un muro muy grueso y la foto lo muestra claramente.
- Me siento engañada.
- lo siento, solo le puedo decir que lo que puedo intuir por el claro del cielo, es que su futuro está despejado y que detrás parece lucir el sol.
- ya está
- sí, lo siento.
Carmen se levantó, cogió su cámara, escupió los 100 euros en el mantel y se fui lo más estirada que pudo, pero que idiota he sido.

Y La verdad es que, cuando carmen salió de casa, cuando bajo por el ascensor, cuando le abrió la puerta el portero de la casa, cuando el sol y el calor cayeron de golpe en su cuerpo, cuando volvió a mirar las fotos y recordó que jamás había visto ese muro ni ese cielo despejado y que, por supuesto, nunca habría hecho semejante foto insulsa, a quién se le ocurriría fotografiar un muro, Carmen sonrió y pensó en la suerte de tener un futuro despejado unas nubes espumosas y tranquilas y que incluso el color del muro le indicaba que lo que había detrás muy malo no debía ser, que buena la pitonisa, pero que buena.
Oscureció de repente, que decir que a Carmen ni le importó.

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